Sombras y demonios

Sombras y demonios


En las tinieblas ellos se pasean, aquellas voces perversas que a mi corazón lacera,
Esos seres oscuros que anidan en mi alma y viven bajo mi cama,
Aquellas tristes y crueles sombras que un rincón apartado habitan,
Y que a escondidas me hieren y lastiman,
Esos monstruos que yo misma he creado para acompañarme en los inviernos y veranos,
Esos demonios con los que siempre combato y más de una vez me han ganado,
Esas sombras en la noche aparecen para susurrarme tiernamente que ellos siempre estarán
Para acompañarme en la soledad, que nunca se irán y que en mí siempre vivirán,
Como una parte de mi tan turbia y oscura como un mar de aguas negras,
De lágrimas y lamentos,
De miedos y temores,
De todo lo que me representan…de ese demonio que tiene mi apariencia.


Ellos, al igual que aquellas macabras pesadillas del averno, ostentan un nombre,
Al igual que una apariencia, una figura ambigua y difusa,
Que se mezcla con la oscuridad de una fría noche y la luz de una tibia mañana,
Vistiéndose de gala, de plumas grises y blancas para visitarme en tristes veladas,
Para cortar nuevamente mis alas y atarme a estas duras cadenas que me pesan…a estos crueles miedos  que me desesperan.

Fantasmas del silencio, que convierten mis veranos en un crudo invierno,
Que visten mis alegrías de tristezas y pintan mis sonrisas de amargas muecas,
Ellos son mi condena, mis demonios, mis verdugos y amantes
De incontables momentos y frustrados sueños,
Los artífices de oscuros pensamientos y siniestros deseos,
Ellos son las cientos de máscaras que me representan cada mañana,
Los actores principales de un drama o quizás una comedia acida,
Ellos son los que han triunfado en esta eterna lucha,
Son los que me han consumido…y la opaca imagen que cada día me devuelve el espejo.

Sombras de la tarde, que ríen y bailan,
Que juegan y matan cada gramo de mi alegría y de mi frágil esperanza,
Monstruos de mi mente que han esfumado mi ser y reemplazado mi identidad con su esencia  melancólica y amarga, que corrompido mi alma con sus persuasivas palabras y ennegrecido mis mañanas con tonalidades grises,
Hasta teñir mis  dulces lágrimas de descoloridas carcajadas,
Reflejos de un corazón marchito, de una alegre niña que murió en el olvido,
Que de a poco han descorazonado con heridas y llantos,
De amistades perdidas y amores frustrados,
Hasta dejarla con una sonrisa vacía y un corazón petrificado en dolor y rabia,
Un alma destrozada y una mirada resignada,
Una joven soñadora y romántica que se ha ocultado en una caja,
Como una mariposa que se volvió oruga, como un ave que se ha encerrado en su jaula,
Por miedo a volar, a ser feliz una vez más,
Gracias a esos lúgubres y amables seres que me hacen sangrar…cada vez que quiero el cielo tocar.

Dueños de mis pesadillas y macabros pensamientos,
Reyes del averno y de los siete círculos de mi infierno,
De esos lugares en los que solo me esperan amargura y recuerdos,
Pesadas cadenas y ceñidas ataduras,
Y una caminata larga y solitaria en donde solo veo sus negras plumas y gélidas miradas,
En donde me cobijan de tinieblas y anidan fieras bestias,
Llamadas frustraciones o desilusiones,
Esos poderosos y absurdos temores que me toman de la mano y me arrastran por este tenebroso campo, mientras tararean alegrados por la suave melodía de mi llanto desconsolado.

Demonios de tierna sonrisas, siluetas de miradas benignas,
¿Dígame cual es la razón de mi tormento?,
¿Y porque veo a más de ustedes caminar a la par de miles de hombres y mujeres?,
¿Acaso el tártaros es compartido?,
¿Será que no soy la única que lucha contra ustedes o que los ve deambular en cada rincón oscuro de su mente?,
Pero soy la única que los invita a jugar…a destruirme un poco más.

Ustedes lúgubres seres de plumas blancas,
Me volvieron dependiente de su cariño brutal,
Me hicieron adicta a la soledad, a la tristeza y amargura,
Me convirtieron en amante de la oscuridad y de este silencio sepulcral
Que en un corazón hueco hay,
De sus lacerantes caricias y de aquel frio placer que me hacen querer llorar,
Presa de una terrible adicción…de mi pecado personal.

Demonios y sombras de mi alma,
Aquellos que muchas veces se dejan ver a través de mi mirada,
Esos que no reconoces por su inocente disfraz de una niña amable y tímida,
De ojos oscuros que albergan odio y desprecio,
De una sonrisa dulce que transmite rencor y frialdad,
Alguien que yo reconozco y en su reflejo siempre veo a esas perversas sombras
Que alegremente me preguntan:
¿Me ves en realidad?, ¿o es que le temes a la verdad? …a tu demonio personal.