literature

Eterno Y Mortal, Un Amor Entre Las Tinieblas Y

Deviation Actions

kuromi1905's avatar
By
Published:
2.8K Views

Literature Text

Eterno y mortal, un amor entre las tinieblas y la pasión

“porque cada vez que me besas me arrastras más a la oscuridad y mi corazón se corrompe un poco más…por tu amor hacia un simple mortal que juro amarte con pasión y locura”

Aún recuerdo cuando probaste mi sangre aquella noche en la que debí acabar con tu existencia pero acabe entregándome a ti por completo con tal de sentir una vez más esa intensa emoción que nacía en mi pecho en cada ocasión que luchamos, en que fijabas tu orbes rojizos en mí, en las veces que te tenia cerca y sentía la agitación y felicidad en tu mirada, cuando rozabas tus fríos dedos sobre mi piel haciéndome estremecer ante aquel contacto inesperado y atrevido, viendo cómo te deleitabas con mi rostro sonrojado y una sonrisa burlona se dibujaba en tus labios…y más que nada cuando pude probar tus labios, manchados de sangre y con el sabor de estos, sentí que esa emoción mucho más que antes, como mi corazón latía desbocadamente y mi mente se nublaba, perdiéndose en la pasión y las tinieblas que nos rodeaban, y como mis manos recorrían tu esbelta figura con premura y deseo, al punto de poder escuchar un débil suspiro de goce salir de tus labios ante mis caricias, provocando que mis más bajos y lujuriosos instintos salieran a flote. Recuerdo que temí por mi vida cuando clavaste tus colmillos en mi cuello, produciéndome un dolor fuerte e intenso, haciendo que me refugiara en tu cuerpo, aferrándome a ti mientras tú te degustabas con mi sangre y luego de unos minutos te escuchaba decir:

-Tu sangre es tan exquisita héroe, es diferente a todos los mortales que he probado…eres noble, tu alma y tu corazón son puras, pero te advierto que si sigues a mi lado te corromperé, poco a poco la oscuridad te consumirá  y estarás más cerca de la muerte…porque sabes que si quiero podría matarte en este momento – me dijiste con gracia y cierta sensualidad, en el momento en que una de tus manos pasaba por mi cabello y hundías tus finos dedos en este, mientras yo seguía abrazado a tu cuerpo percibiendo el aroma a rosas y sangre que emanaba, y te decía.

-T-Tu ya me corrompiste Marceline, desde el primer momento en que te vi ya nada fue igual para mi…y no me importa lo que me depare si continuo a tu lado porque seguiré a tu lado así muera por tu mano…siempre te amare mi bella vampiresa – dije esas palabras sinceridad y cierto temor porque fueran ciertas tus palabras y tú solo te estuvieras preparando asestarme el golpe de gracia mientras yo seguía temblando entre tus brazos y aferrándome más a tu cuerpo como un niño asustado.

Luego de ello solo hubo un momento de silencio, en donde ninguno de los emitía palabra alguna y la brisa de invierno irrumpía en el salón de tu castillo provocando que buscara abrigo y calor en tu gélida piel, en el instante en que te escuchaba decir:

-Eres un hombre muy decidido y estúpido Finn, pero si quieres dejarte corromper por mi oscuridad, si quieres estar al lado de un demonio, de un monstruo el resto de tu vida entonces que así sea…no tengas miedo humano, ya no tienes por qué temer, porque sería incapaz de matar al único ser que ame en esta inmortal vida – te escuche decir esas palabras con tranquilidad y afecto para que luego te separaras un poco de mi agarre y me miraras una vez más a los ojos y dijeras – sabes nunca creí que podría llegar a querer a un mortal, pero me di cuenta que te quiero a ti Finn…te quiero solo para mí – dijiste esas palabras de forma posesiva, al momento en que te veía acercarte a mí para unir tus labios con los míos una vez más.

Tuve un poco de miedo por tus palabras pero luego con aquel beso todo temor desapareció y solo pude dejarme llevar por el deseo y el amor que sentía por ti, mientras sentía tus manos sagaces inmiscuirse por la tela rasgada de mi playera celeste, acariciado mi torso con las yemas de tus dedos provocando un suspiro inaudible de placer ante el contacto con mi piel, sintiendo luego como una de tus manos subía desde mi pecho hasta mi cuello, tocándolo suavemente con tus dedos, en momento en que me separa de ti por falta de oxígeno, sintiendo mi cuerpo flaquear por la debilidad que sentía mi cuerpo, y tu fijabas tus ojos rojos en mí y decías:

-Niño tonto puedo ver por el brillo de tus ojos y el calor de tu piel que me deseas, tu también me quieres solo para ti…sin embargo aun así a pesar de ver en tu alma que tu amor por mí es real todavía tienes miedo de lo que pueda suceder…pero no te preocupes yo hare que dejes de temer héroe, yo curare tu corazón y alma heridos – dijiste con dulzura y afecto, en el momento en que mi vista se oscurecerse y lo último que veía era tu mano pálida acercarse a mí, teñida de algunas gotas de aquel liquido carmesí, sintiendo como se posaba sobre mi mejilla derecha y escuchaba decirte – porque yo siempre te amare Finn, por toda la eternidad – cuando terminaste de pronunciar esas palabras una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro para que después todo se volviera oscuro para mí y callera inconsciente en tus brazos, quedándote tu sola en las sombras de aquel castillo, atestado de muerte y el olor a sangre fresca, estado a merced de tus deseos sanguinarios y sombríos…sin saber si a la mañana siguiente vería la luz del sol una vez más.


Poco a poco fui abriendo los ojos, sintiendo mi cuerpo algo pesado pero tumbado sobre algo cómodo y agradable, en el instante en que unos rayos de luz daban de lleno en mi cara obligándome a abrir mis ojos completamente y encontrarme con la imagen de una amplia habitación, con algunos muebles de madera oscura algo degastados y una ventana a mi izquierda cubierta por algunas cortinas color bordo; desorientado y sin reconocer en donde me encontraba, me levante del lugar en que estaba acostado, una cama ancha con sabanas oscuras, para luego ponerme de pie y comenzar a caminar hacia la salida de la habitación y así saber o recordar en donde estaba.
Camine por unos de los pasillos internos de lo que parecía ser un antiguo castillo, ya sea por su estructura de piedra caliza o por la humedad que se percibía en el ambiente, pensando o intentando recordar  en donde era que me encontraba, peor todos mis intentos eran en vano ya que  lo único que venía a mi cabeza  era un par de orbes rojizos  mirándome fijamente y una voz melodiosa y burlona en la oscuridad de mi mente…y que por alguna razón se me hacía familiar.

Sin darme cuenta llegue al castillo principal de aquella guarida, en donde no se percibía la presencia de ningún ser vivo y el silencio reinaba en el lugar. Curioso e intrigado me adentre en el lugar caminando con tranquilidad por aquella sala y percibiendo un sutil pero penetrante aroma a sangre y rosas, provocando que a mi mente viniera la imagen de una mujer de piel pálida y larga cabellera negra con una sonrisa irónica dibujada en sus labios, de aura tétrica y misteriosa, ocasionándome cierto temor e incertidumbre ante el recuerdo de esa mujer; mientras mi vista inspeccionaba aquel salón sombrío pero iluminado por algunos rayos del sol que se colaban por las ventanas y cortinas rasgadas del lugar, mi mirada se topó con una espada clavada sobre el piso de piedra, de mango rojo y la hoja de color platinado. Rápidamente me acerque a donde estaba aquella arma que reconocí como mía, para sacarla de su enclave y tomarla entre mis manos viendo mi reflejo en el acero de la hoja, notando algunos vestigios de sangre en esta y en el suelo del salón, haciendo que a mi mente vinieran recuerdos, al principio difusos pero que fueron aclarándose de a poco, de lo que parecía ser un enfrentamiento que había tenido con aquella extraña mujer:

Flashback

Se podía observar por uno de los ventanales del castillo como el sol se iba poniendo poco a poco y dando paso a la noche, en donde se podía escuchar el choque feroz de dos aceros impactar brutalmente el uno con el otro y mi respiración algo agitada por la intensa y ardua pelea que estaba llevando a cabo contra aquella vampiresa, que ni siquiera se inmutaba ante ninguno de mis ataques y me observaba con su penetrante mirada y una sonrisa burlona que adornaba su rostro.

Sentía frustración e impotencia ante esta situación, ante esa  mujer demonio por no poder hacerle daño alguno, más que raspones o pequeños cortes insignificantes, y que a duras penas podía acercarme a ella, que parecía jugar conmigo ya que algo me decía que podría haberme asesinado cuando hubiera querido; estaba molesto y cansado pero ello no quería decir que me rendiría, porque me había jurado que iba a derrotarla a cualquier precio.

Tome mi espada con fuerza, y con agilidad y rapidez, me dirigí a donde estaba la mujer vampiro para asestarle un duro golpe y así herirla gravemente, pero en el momento en que mi espada estaba por impactar en la piel de la demonio esta se corrió a un costado, provocando que mi espada diera de lleno en el piso, y luego escuchara a aquella demonio decir:

-Buen intento humano, por lo visto eres demasiado testarudo y estúpido para seguir viniendo a querer enfrentarme – decías con vanidad e ironía – sabes eres el único oponente que me ha durado más de un enfrentamiento, pero por lo menos asa podre divertirme un poco contigo…si es que no mueres en el proceso – hablaste serena y divertida, en el momento en que escuchaba tus pasos dirigirse hacia mí y ver tu gran hacha elevada sobre mi cabeza, y diciendo una vez más – veremos qué tan rápido puede escapar de esto pequeña rata – terminaste hablar para luego arremeter tu arma contra mí.

En el instante en que vi el filo de tu hacha, de color rojo oscuro, puse mi espada para interponer tu ataque, que a duras penas podía soportar, mientras comenzaba a retroceder lentamente y te decía:

-Y-Yo no huyo como rata maldita vampiresa…y si me ves volver aquí todavía es porque  no dejare de hacerlo hasta matarte – hable con firmeza y decisión, en el momento en que una sarcástica sonrisa se formaba en tus labios, provocando que me molestara aún más y arremetiera contra ti impulsando mi espada con fuerza, haciendo que retrocedieras un poco, y luego te empujara fuertemente alejándote de mí, y así propinarte un corte con mi acero en tu brazo derecho.

Una sonrisa triunfante se formó en mi rostro mientras te  veía algo asombrada y molesta por mi sorpresivo ataque, entretanto algunas gotas de sangre escurrían de tu herida, manchando tu piel pálida de rojo, y tus ojos destilando malicia y diversión, al momento en que decías:

-Has mejorado héroe…pero aun no es lo suficiente para matarme – dijiste esas palabras con gracia y fastidio, en el instante en que te ponías frente a mí y me asestabas una patada en el abdomen provocando que callera unos metros alejado de ti.

Intente levantarme rápidamente a pesar del dolor que me aquejaba en ese momento, mientras te veía acercarte a mí con furia y ferocidad, sin tu arma y con tus manos formadas en grandes y afiladas garras; cuando estabas a escasos centímetros, con tus ojos rojos brillando intensamente, pude evitar tu puño, que impacto con una fuerza inhumana sobre el piso de piedra, haciéndome a un costado para luego verte ponerte de pie y mirarme de forma intimidante y seria, provocándome cierto temor pero aun así permaneciendo firme ante tu penetrante y fría mirada.

-Sigues pareciéndote más a una rata asustada que al valiente guerrero que dices ser – decías con sorna y fastidio.

-B-Bueno si piensas que soy un cobarde, entonces porque no lo probamos…así veremos qué tan poderosa es la “reina de los vampiros” – dije con determinación y seguridad, sosteniendo mi espada con firmeza y posicionándome para un nuevo ataque.

-Realmente eres un mortal idiota y terco, pero si tanto quieres morir cumpliré tu deseo – hablaste confiada y divertida, esperando a que realizara mi ofensiva.

Y luego de unos pocos segundos me encamine hacia ti corriendo, con mi arma lista para golpearte, mientras tú hacías lo mismo con tus garras preparadas para herirme. En el instante en que nos tuvimos frente a frente nuestras miradas se cruzaron fugazmente, provocando en mi esa extraña sensación dentro de mi pecho una vez más al ver tus orbes rojizos puestos en mí, en el momento en que sentía mi espada rozar contra tu pálida piel y notaba una ligera sonrisa formada en tu rostro.
Poco tiempo después estábamos paradas en lados opuestos de aquel salón, sin hacer movimiento alguno, en un silencio absoluto y sepulcral, para que luego de pocos minutos callera de rodillas tomando mi hombro izquierdo, con una gran herida que había traspasado mi armadura y comenzaba a sangrar profundamente, mientras emitía una pequeña queja de dolor y molestia.

Oí tus pasos acercarse hacia mí, en el instante en que trataba tomar mi espada pero sentí tu mano tomarme del brazo, para luego agacharte a mi altura y mirarme gracia diciéndome:

-Te lo dije humano, solo eres un tonto que cree poder vencerme, pero no tengas miedo esa herida no te matara…aun – dijiste irónica y triunfante, mientras yo te miraba con odio e impotencia.

-S-Solo eres un maldito mons-  pero no pude terminar de hablar, ya que sentí tu mano fría posarse sobre mi mejilla, cerca de la comisura de mis labios, y me decías.

-Creo que no te conviene terminar lo que ibas a decirme niño estúpido, porque sabes que si quisiera podría atravesarte el  corazón en este momento – me decías de forma calmada y serena, entretanto yo sentía miedo y temor por tu palabra, mientras te miraba asustado e intranquilo por tu cercanía mi cuerpo.

Me viste con ironía y diversión, en el momento en que bajabas  tu mano hacia mi pecho, tocándolo con las yemas de tus dedos suavemente, entretanto yo permanecía estático en mi lugar y mi nerviosismo e incomodidad aumentaban; tu solo sonreías complacida ante reacción mientras tus escurridizas manos se dirigían a mi hombro lastimado, para pasar tus dedos sutilmente sobre este y decías:

-Sabes me gusta ver la cara de temor en mis victimas antes de asesinarlas, como sus ojos brillan de miedo y pavor ante mi sola presencia…y me gusta más cuando tu miedo y nerviosismo hacia mí se nota en tu rostro, pareces un niñito asustado e inocente – hablabas con burla, en el instante en que te acercabas lentamente a mi rostro – me tienta tanto matarte ahora viendo tu sangre caer al suelo gota a gota, percibiendo su olor tan diferente a de los otros mortales…pero aún no lo hare, quiero disfrutar y divertirme contigo – me dijiste en forma de susurro muy cerca de mi rostro y tomándome de mi mejilla, manchando mi piel con los restos de sangre en tus dedos, mientras yo me perdía  en tu mirada profunda y sombría, al momento en que te escuchaba decir – porque algún día serás mío héroe…solo mío.

Fin del flashback

Luego de aquel extraño e insólito recuerdo, mi mente se fue aclarando poco a poco, rememorando los sucesos recientemente ocurridos y el porqué de mi estadía en ese castillo. Me quede pensativo en ese lugar por unos minutos intentando comprender porque la que debía ser mi presa, mi objetivo destruir, termino por enamorarme de tal forma que en la oportunidad que tuve para acabar con aquella mujer termine por rendirme ante esa intensa sensación y sentimiento que afloraba en mi pecho cada vez que veía su mirada rojiza fija en mí, y lo más desconcertante de todo esto era que ella también decía amarme, que esa vampiresa despiadada y sanguinaria sentía lo mismo que yo…quizás estaba destinado a encontrarme una vez más con la que salvo mi vida cuando era solo un niño y le jurara mi amor hasta el final de mis días, sin importar que llegara a morir por su mano y el temor que invadía con solo sentir su presencia…ya que mi amor por aquella mujer demonio era más grande que cualquier miedo que pudiera sentir, más grande que cualquier inseguridad y sin importar que terminara perdiéndome en las sombras y corrupción.

Sin darme cuenta, al sentir ese intenso sentimiento una vez más, de mi boca escapo el nombre de la mujer dueña de mi alma y corazón:

-Marceline – dije con añoranza y afecto, al momento en que escuchaba una melodía dulce y melancólica provenir de algún lugar del edificio.

Curioso e intrigado por saber de dónde provenía la voz, me guie por lo que escuchaba, saliendo del salón y adentrándome por un amplio pasillo hasta llegar a uno de los jardines interiores del palacio, viendo que había nadie pero que aquella melodía se escuchaba con más claridad en esa zona. Me encamine por el lugar, con mi espada lista para atacar y buscando a la dueña de la voz,  en el instante en que sentía los rayos del sol sobre mi cuerpo y una leve brisa invernal recorrer el lugar, provocándome un pequeño escalofrió por sentir el viento frio sobre mi piel y parte de mi playera rotosa; luego de unos minutos de buscar sin tener resultado alguno, me quede parado por unos segundos a contemplar el paisaje matutino que me bridaba el exterior, para luego sentir como alguien me tomaba suavemente  de la muñeca, causando que me diera rápidamente la vuelta y apuntara en dirección hacia quien me había tocado, mientras sostenía su muñeca con fuerza y decía:

-¿E-Eres tu Marceline?, responde si no quieres que te mate – dije un poco intranquilo y exaltado, al momento en que escuchaba una risa divertida provenir de aquella figura, cubierta por una larga capa negra y capucha del mismo color, que me respondía.

-Sabes que no puedes matarme, no podrías…pero parece que aun desconfías mucho de mi Finn – me decías con gracia y seguridad, en el instante en que te movías hacia la sombra y dejabas ver tu rostro y tus ojos mirándome fijamente.

-¡Marceline!, yo lo siento, es que…cuando desperté no recordaba mucho de lo que había pasado – respondí apenado y aliviado por ver de quien se trataba, al momento en que bajaba la punta de mi espada de su cuello y soltaba su muñeca – y no es que desconfíe de ti sino que…que –intentaba explicarle sin éxito alguno, entretanto posabas tu mano en mi mejilla para acariciarla suavemente y decirme.

-Sino que aún me tienes miedo, puedo verlo en tus ojos Finn, me temes…pero ya te dije que no tienes por qué temer, no te hare daño más que al probar un poco de tu sangre – me decías con afecto y tranquilidad, al momento en que yo dirigía mi mano al costado derecho de mi cuello, notando las cicatrices de mordida y provocando sorpresa en mi rostro, mientras tú me decías – pero lo entiendo, es normal que los humanos o mortales le teman a demonios o monstruos como yo – te escuche pronunciar esas palabras con un dejo de tristeza y melancolía, en el instante en que te abrazaba, arrojando mi espada a un lado, con cariño y sentimiento.

-No digas eso Marceline, tu…tú no eres un monstruo y si te temo es porque nunca pensé que terminaría enamorándome de ti, pero créeme que a pesar del miedo que pueda tener eso no será suficiente para alejarme de ti…porque eres la dueña de mi alma y porque no me importa dejarme corromper por la oscuridad con tal de estar a tu lado – dije esas palabras con sinceridad y afecto, mientras sentías como te aferrabas más en mis brazos y pegabas más tu cuerpo sobre el mío.

-Gracias Finn, realmente contigo a mi lado ya no me siento sola…además que nunca pensé que podrías ser tan cursi y tierno con una vampiresa héroe – dijiste más animada y con una sonrisa burlona y alegre en tus labios.

-B-Bueno debería decir lo mismo, no todos los días un demonio se enamora de un humano – dije divertido y calmado, para luego preguntarte – pero ¿Por qué no te había visto cuando desperté?

-Porque fui a pasear un rato, además de buscar algo de ropa para ti, la que traes puesta no está en un gran estado

-Creía que los vampiros no salían de día porque la luz del sol les hace daño.

-No salí del castillo…pero muchas veces me gusta ver el cielo de día y sentir aunque sea un poco la luz del sol – decías serena, en el momento en que te separabas un poco de mi agarre y fijabas tu mirada en mi por unos segundos, transmitiéndome cariño y felicidad, para luego rozar tus labios con los míos en un beso corto pero apasionado – te amo niño tonto.

-Y yo a ti vampiresa burlona – le dijo con sinceridad y gracia, para luego permanecer abrazados un tiempo más las sombras que daba el jardín del castillo.


Tiempo después, luego de haber comido algunas manzanas que me habías dado, me llevaste de vuela a la habitación en la que había despertado en la mañana para darme una nueva muda de ropa. Vi sobre la cama un camisa azul oscura y unos pantalones del mismo estilo que los míos, pero notando rápidamente que gorro de oso polar blanco no estaba, asi que algo alterado y nervioso pregunte:

-Marceline ¿en dónde está mi gorro?, creí que estaría aquí – le pregunte algo preocupado, entretanto tu cerrabas las cortinas de las ventanas para que no te dieran los rayos del sol y luego te volteabas para decirme.

-Se nota que amas mucho a tu gorro, hasta pareces un niño que le quitaron su juguete favorito – decías con ironía y diversión, provocando que me sonrojara un poco por mi actuar, mientras te escuchaba decir – pero no te preocupes héroe tu querido gorro está bien, yo lo tengo…es que me parecía mejor que te lo sacara por un rato para ver tu lindo cabello rubio, es más yo creo que así te vez mejor  - dijiste con sensualidad y burla, en el momento en que te quitabas tu capa oscura dejando ver tu agraciada figura.

Me quede contemplando por unos minutos la imagen aquella mujer de cabellera negra, vestida con un corset de magas largas negro con algunos detalles el rojo oscuro, que dejaba ver mejor la forma de su cuerpo y un poco de sus pechos y su piel blanquecina, con unos pantalones oscuros, ajustados a sus torneadas piernas y unas botas largas rojas de tonalidad oscura; era tal la belleza que veían mis ojos, que no me di cuenta cuanto tiempo me quede mirándote, encantado y hechizado por lo hermoso de tu figura, que solo logre volver a la realidad al oír tu voz decirme:

-Vaya parece que te gusta lo que vez Finn, aunque podrías disimular un poco – me decías con gracia y diversión, al momento en que te acercabas a mi diciéndome – pero será mejor que te cambies…y quizás podrías dejarme que te ayude – pronunciaste esas palabras de forma provocativa, mirándome con deseo y  erotismo, estando a escasos centímetros de mi rostro.

Me quede callado ante tu petición, estaba algo nervioso y pero también deseoso de ello, tanto en es así que tu sonreíste complacida para que luego comenzaras a desvestirme. Comenzaste por la armadura en mis antebrazos y hombros, haciéndolo de forma lenta y pausada mientras tus orbes rojizos se clavaban en mí y esa sonrisa burlona no desaparecía de tus labios, luego continuaste con mi playera rotosa y sucia, moviendo tus manos con destreza y delicadeza por mi pecho, para luego sacármela lentamente y sentir el tacto frio de tu piel sobre la mía, provocándome un suspiro ahogado de goce y excitación al sentirte tan cerca de mí y como tus dedos acariciaban cada milímetro de mi piel descubierta; tu solo te deleitabas con mis inaudibles gemidos, en el instante en que volvías tu manos a mi rostro y me decías:

-Parece que te gusta que te ayude…te gustan mis caricias ¿verdad héroe?, a mi también me gusta ayudarte, el sentir tu piel cálida sobre mis manos y el ver cómo te pones tenso y nervioso por ello, el escuchar tu corazón latir agitadamente ante mi cercanía y el notar la inocencia en tu alma es algo que me provoca…que me excita a continuar – me decías en forma de susurro, mientras tus manos enredarse en mi cabello y yo continuaba sin hacer movimiento alguno, disfrutando de tus caricias en silencio.

Escuche una leve risa tuya al ver que yo no contestaba y no me movía de mi lugar, pero eso no te detuvo en lo absoluto y tu proseguiste con tarea, en el instante en que sentía tus dedos delinear las cicatrices viejas heridas en mi cuerpo, algunas hechas por ti, y notando un destello de culpa y tristeza en tus ojos mientras te escuchaba decir:

-Esas heridas te las provoque yo, al igual que todo el daño y el sufrimiento, no hay nada que pueda remediar eso…pero por lo menos déjame apaciguar un poco el dolor – terminaste de hablar en el momento en que sentía tus labios posarse sobre mis cicatrices para besarlos con delicadeza y afecto, mientras tus manos deambulaba por mi torso.

Ante las caricias que me estabas dando no pude contener por mucho tiempo más alguno que otro ronco gemido de placer, entretanto escuchaba una pequeña risa triunfante salir de tus labios al momento en que volvías a mirarme detenidamente con tus ojos rojos brillando con intensidad y deseo y luego me decías:

-Parece que provoco lo mismo en ti Finn, me deseas…al igual que yo a ti – me decías con voz melodiosa y sensual, en el momento de rozar tus labios con los míos en un beso apasionado y atrevido, y pegabas tu cuerpo al mío haciendo que poco a poco fuera dejándome llevar por la lujuria y el deseo.

Luego de unos minutos te separaste de mí lentamente, viéndome por uno segundos con deseo y sensualidad, mientras una sonrisa pícara se formaba en tu rostro, en el momento en que sentía tu mano descender hasta el cierre de mi pantalón y rozar sutilmente mi entrepierna para luego bajar mi cierre lentamente; en ese momento al descubrir tus verdaderas intenciones reaccione, tomándote suave pero firmemente de una de tus muñecas y con mi otra mano tomándote de la barbilla para así poder verte a los ojos mientras te decía:

-E-Es verdad lo que dices Marceline…te deseo y quiero que seas mía, así como yo seré tuyo – dije esas palabras con sinceridad y erotismo, para que luego me acercara a tus labios lentamente y besarlos con delicadeza y afecto.

A los pocos minutos ese beso pasó a ser más apasionado y feroz, mientras mis manos te tomaban con firmeza de la cintura y tú rodeabas tus brazos sobre mi cuello, con mi lengua introduciéndose en tu boca para poder saborearla y degustarme con ella, correspondiendo e imitante tú también mi acción. Luego de proseguir esa acción por unos minutos más me separe un poco de ti para dirigirme a tu cuello y en un torpe movimiento hacer que retrocedieras tumbándote así en la cama, en el instante en que me separa de la piel de tu cuello y te miraba algo avergonzado pero ansioso por querer seguir marcando y recorriendo tu cuerpo, mientras tu sonreías con picardía y gracias diciéndome en ese momento:

-Parece que eres un poco torpe en esto humano – hablabas con diversión y alegría, posando una de tus manos sobre mi mejilla derecha y continuabas diciendo – pero no tienes de que avergonzarte...porque yo también quiero que seas mío y solo me entregare ante ti – dijiste esa palabras de forma provocativa y sensual en el momento en que volvías a besarme y tus manos se hundían en mi cabello y yo me dejaba llevar cada vez más por la lujuria y la pasión.

Luego de ello me dedique a explorar tu cuerpo y marcar tu piel con mis besos y caricias, de forma lenta y apasionada, deshaciéndome poco a poco de la ropa que nos estorbaba para nuestras pretensiones, contemplando tu cuerpo desnudo en más de una ocasión, tocando tu cabello, tu rostro, tus pechos, tus muslos y nalgas, mientras tu suspirabas extasiada ante mis caricias y tus manos sagaces recorrían mi pecho y abdomen, para luego pasar a mi espalda y en más de una vez rozar tus dedos en mi entrepierna sonriendo complacida ante mis gemidos de goce y placer; sin darnos cuenta nos fuimos sumergiendo en un mar de lujuria y pasión, en el momento en que te hacia mía, adentrándome en tu interior, entretanto tu emitías gemidos de placer y goce cada vez que me adentraba más en ti, sintiendo como te aferrabas a mi espalda, clavando tus uñas, arañando mi piel y lastimándola en el proceso. Callamos nuestros gemidos con besos intensos y feroces, lastimando mi labio inferior y provocando que un hilo de sangre corriera por mi boca pero siendo limpiado por tu lengua, lamiendo con lentitud y delicadeza mi sangre, viendo cómo te deleitabas con el sabor de esta y me dedicabas miradas llenas de pasión y deseo; ese día nos entregamos en cuerpo y alma, uniéndonos en una danza íntima y erótica, sintiendo como mi corazón latía desbocadamente y ese sentimiento dentro de mi pecho se volvía incontrolable, mientras nosotros dos demostrábamos nuestro amor en medio de la penumbra y las sombra  de aquella habitación…en un pacto que creía iba a ser eterno.


Pasaron los días y así los meses, en que aquel paisaje invernal había dado lugar al clima y paisaje de primavera, mientras yo seguía a tu lado amándote con pasión y afecto sin importar que tú disfrutaras de mi sangre en cada ocasión que tenías o que marcara mi piel con más cicatrices, producto de los rasguños que me hacías cada vez que hacíamos el amor, y más que nada que con cada día que siguiera a tu lado me corrompería aún más por la oscuridad…pero en el interior había algo que me preocupaba y asustaba, debido a un sueño o una pesadilla que había tenido últimamente, en la que aparecía en el mismo salón en donde luchamos en más de una ocasión, en medio de la oscuridad de la noche, y que algo confundido caminaba por el lugar pronunciando tu nombre para que aparecieras, sin tener éxito al principio, pero luego de unos minutos de seguir llamándote escuchaba tu voz decir mi nombre desde algún lugar del salón. Recuerdo que después de ello te buscaba con cierta desesperación y ansiedad hasta que pude divisar tu figura, para luego acercarme a ti lentamente y un extraño sonido se escuchaba con cada paso que daba, y luego de unos pocos minutos te encontraba, estando de espaldas a mí y con un líquido extraño que caía de tus manos; al verte quise acercarme a ti pero tú no me lo permitiste, al momento en que estaba parado sobre un charco de sangre y luego mis ojos se quedaban clavados en los miles de cadáveres que había a mi alrededor, algunos decapitados y otros desmembrados, provocando que me atemorizara por tétrica y sangrienta escena que tenía en frente y que algo asustado quisiera acercarme una vez más a ti, pero en ese instante tu volteabas a verme con tu mirada rojiza brillando en la oscuridad con perversidad y malicia, dejando que notara tus labios y parte de tus rostro manchado de rojo, junto con tus manos, transformadas en afiladas garras y tus colmillos sobresalir de tu boca, en ese instante al verte de esa manera yo sentí que el temor me invadía, mientras intentaba llamarte y acercarme a ti y una sonrisa siniestra y cruel se formaba en tus labios…luego de ello tu solo me miraste por unos segundos para luego abalanzarte sobre mí y mis ojos se quedaban con la imagen de un desalmado y maligno demonio acercarse a mí, haciendo que me despertara agitado y sobresaltado en medio de la noche y mi mirada se quedaba fija en tu figura dormir plácidamente a mi lado, mientras sentía el miedo y nerviosismo invadirme por aquellas pesadillas.

Pero había algo más, algo que me provocaba cierta incertidumbre y amargura, una situación que terminaría concretándose tarde o temprano…aunque podría tener una solución a ese problema a que llamaba la muerte por solo el hecho de ser un mortal, era algo que me molestaba y frustraba ya que quería estar al lado de mi vampiresa por toda la eternidad, más allá de todo miedo o temor que pudiera sentir, pero ese deseo me era imposible, algún día moriría y ella se quedaría sola una vez más…y yo no permitiría eso, no quería alejarme de ella, la amaba demasiado y es por eso que estaría dispuesto a sacrificar parte de mi humanidad con tal de estar a su lado por siempre.

Era un día como cualquiera, en donde se podía observar el atardecer en el cielo que daría paso en poco tiempo al cielo nocturno, y en donde yo me encontraba caminando por uno de los pasillos que ahora llamaba mi hogar, mientras que por mi mente transitaban miles de dudas y preguntas sobre como reaccionaria Marceline a mi petición y si es que aceptaría…pero yo quería creer que iba a hacerlo. Pocos minutos después hasta el salón principal, en donde tú estabas mirado por la ventana el paisaje primaveral que había afuera mientras veías como poco a poco el sol comenzaba a ocultarse, entretanto yo me acerque a ti para abrazarte por detrás y decirte:

-Es un lindo atardecer ¿no lo crees? – dije con tranquilidad y serenidad, mientras rodeaba mis brazos sobre tu cuerpo, atrayéndote hacia mí con suavidad y afecto.

-Si es una linda vista…pero te noto algo nervioso Finn ¿te pasa algo? – dijiste con calma y curiosidad, haciendo que suspirara resignado y respondiera.

-Si bueno…hay algo que quiero decirte – hablaba intranquilo pero intentando mantener la calma, en el momento en que te separabas de mi agarre y me mirabas fijamente, esperando a que dijera algo – yo sé que tu como eres una vampiresa puedes transformar a quien tú quieres, es decir darle la inmortalidad – intentaba hablar con coherencia, entretanto tú me observabas intrigada y con seriedad en tu rostro – Bueno el punto es que yo quisiera que volvieras inmortal Marceline…para sí estar contigo sin temer porque algún día llegara a morir, además no me importa perder parte de mi humanidad con tal de estar a tu lado – termine de hablar con cierto nerviosismo y firmeza, en el instante en que te alejabas de mí, caminando al otro extremo del salón, dándome la espalda para decirme.

-No, no lo hare Finn – dijiste seria y decidida.

-¡Que!, ¿p-pero porque?, yo creí que querías estar conmigo para siempre – decía alterado y asombrado por tu respuesta.

-Claro que quiero estar contigo…pero no voy a darte esa maldición, no voy a transformarte en un monstruo ni a terminar de quitarte la pureza de tu alma.

-¿Porque dices que es una maldición?, así podremos estar juntos sin temor a que yo algún día llegara a morir, ¿Por qué no quieres entenderlo? – cuestione un poco molesto y exacerbado.

-¡Porque solo estaría haciéndote más daño del que ya te he hecho!, porque así perderías tu humanidad y te transformarías en un demonio destinado a la vivir para siempre en un mundo que se cae a pedazos cada vez más…además que prefiero verte muerto antes de darte la inmortalidad – te escuche pronunciar esas palabras con frialdad y molestia mientras seguía dándome la espalda.

-No lo entiendo, realmente no lo entiendo, te di todo, mi alma, mi corazón y mi sangre, y aun así a ti no te importa...creí que lo entenderías Marceline, creí que me amabas pero me equivoque – dije decepcionado y fastidiado, con mi mirada fija en ti transmitiendo rabia y molestia – ya que al parecer eres lo que pensé que eras desde un principio, solo un demonio desalmado y egoísta – termine de hablar para encaminarme hacia la salida del salón, pero a mitad de camino te veía interponerte en mi camino, mientras me mirabas con furia y dolor, al momento que sentía como me tomabas con fuerza del cuello y decías.

-¡Y TU SOLO ERES UN ESTUPIDO HUMANO QUE NO QUIERE ENTENDER NADA! – vociferaste colérica, para luego arrojarme con fuerza haciendo queme estrellara contra una de las paredes del lugar – TU QUIERES LA INMORTALIDAD PERO NO SABES LO QUE ESO CONLLEVA, ES SOLO UNA MALDICION QUE TE TRANSFORMA UN UNA CRIATURA ODIADA POR TODOS, Y TU QUIERES SACRIFICAR TU HUMANIDAD POR ESO…CREEME NO VALE LA PENA –decías en voz alta con furia y amargura.

Yo te escuche decir esas palabras mientras intentaba ponerme de pie por el fuerte y brutal golpe que había recibido, provocando que me lastimara la cabeza y unos hilos de sangre escurrían desde mi frente quedando también algo atontado y adolorido,  y a duras penas poder decirte:

-L-Lo hago porque te amo, a-acaso eso no te parece suficiente…que r-realmente ame a un demonio como tú – dije con seriedad y fastidio.

-Entonces quizás nunca deberías haberme amado, porque ahora veras lo que es un demonio de verdad – hablaste con ira y severidad, para luego abalanzarte sobre mí con tus orbes rojizos brillando intensamente , tus manos transformadas en garras y tus colmillos sobresalir de tu boca, al igual que en los sueños que había tenido  provocando que me asustara y paralizara ante la imagen que tenía frente a mis ojos, en el instante te tenia a pocos centímetros de mi cuerpo y sintiera tus garras atravesar mi piel, produciendo un gran dolor a tal punto que lo último que llegue a ver fue tus ojos rojos irradiar furia y rabia para que luego todo se volviera negro para mí.


Poco a poco fui recobrando la conciencia, mientras sentía mi cuerpo adolorido y algo atontado por los golpes que había recibido; pude llegar a abrir un pocos los ojos para toparme con una extraña figura que se alejaba de mí y llegar a oír un débil sollozo provenir de esa persona, que desapareció en la oscuridad de la noche, dejándome solo en algún lugar que no pude llegar a reconocer en ese momento…y sin saber si ese sería el lugar de mi muerte.


Luego de aquel suceso desperté en una cama de hospital de mi reino, con unos vendajes en la cabeza y en el torso, recibiendo la visita de la gobernarte  lugar, que al parecer creía que yo había muerto en mi misión que no había vuelto después varios meses mientras yo solo escuchaba sus preguntas y respondía lo mejor posible, pero internamente me preguntaba si alguna vez volvería a ver a aquella mujer vampiro que tanto amaba a pesar de haber sido ella quien me provocara estas heridas y recordar con claridad el momento en que se lanzaba contra mi lista para asesinarme.
Sin darme cuenta el tiempo comenzó a pasar, en donde veía las estaciones cambiar hasta que llegar una vez más al otoño, y sin rastro de la reina vampiro que supo atemorizar estas tierras, provocando que me intrigara y preocupara por saber algo de ella, pero en todas las ocasiones que quise volver a ese castillo pero el miedo y la imagen de esa mujer hecha un verdadero demonio frenaban mis intentos por ir a buscarla, haciendo que me frustrara y sintiera un cobarde por temer a que me mataras…y dándome cuenta que mi miedo estaba imponiéndose ante mi amor por aquella vampiresa.

Durante ese tiempo por noches sentí en varias ocasiones como si alguien me observara fijamente en la oscuridad, como tocaban suavemente mi piel, provocando que mi piel se erizara y en más de una ocasión me despertara agitado y sobresaltado, sin comprender lo que estaba pasando y con nada más que oscuridad a mi alrededor; incluso llegue a escuchar la voz de una mujer decir mi nombre y sentir como alguien rozaba levemente mis labios. Era algo extraño e intrigante para mí, pero por alguna extraña razón siempre esperaba sentir en las noches el tacto frio de aquel ser misterioso sobre mi cuerpo, ya que algo me decía que ese ser que se presentaba en la penumbra de la noche era aquella mujer vampiro que tanto extrañaba y anhelaba, la dueña de mi corazón y mi alma.
Pero también hubo varias noches en una pesadilla recurrente me invadía, un sueño parecido al que había tenido aquella vez  cuando estaba al lado de mi amada, pero en esta ocasión yo no resultaba atacado sino que en esta ocasión se presentaba un escenario diferente, como si fuera un reino devastado y sumido en el caos total, con algunos cadáveres dispersados por el suelo del lugar, en el momento en que mi mirada se fijaba en una figura parada en medio de toda la destrucción, una mujer mirándome con sus ojos rojos brillando con intensidad y frialdad, con sus manos manchadas de sangre al igual que su boca, escuchando como decía mi nombre con nostalgia y afecto, para que luego viera como esa mujer estaba frente a y sintiera como atravesaba mi pecho mientras mi sangre comenzaba a esparcirse y un gran dolor me invadía, provocando que despertara sobresaltado y asustado por esa extraña pesadilla…que sin esperarlo se haría realidad.


Una tarde que parecía como cualquier otro de otoño, el pueblo se convulsiono por la noticia que un soldado de un reino vecino al oeste de aquí, que decía que su reino estaba siendo atacado por una mujer demonio con un ejército de seres oscuros que arrasarían todo en cuestión de tiempo. La princesa, alarmada por lo que escuchaba, decidió enviar ayuda al pueblo vecino  para evitar que el ejército de aquel demonio invadiera su reino. Rápidamente me dirigí con un grupo de soldados y guerreros al pueblo que estaba siendo asesinado en ese momento por el ejército de la reina de los vampiros, en mi interior al verla una vez más hizo que esa sensación en mi pecho volviera a crecer una vez más, al momento en que me abría paso entre las bestias y criaturas oscuras con desesperación y ansias por tenerte cerca una vez más. Corrí lo más rápido que pude, apartando de mí camino a todo enemigo que se me cruzara con mi espada, hasta poder verte mejo y gritar tu nombre:

-¡MARCELINE! – pronuncie tu nombre con felicidad y ansiedad, en el instante en que tu volteabas a verme con una expresión de asombro y molestia en tu rostro.

-¡FINN!, ESTUPIDO HUMANO SERA MEJOR QUE TE VALLAS DE AQUÍ SI NO QUIERES MORIR…PORQUE CREEME QUE ESTA VEZ NO TE PERDONARE LA VIDA – dijiste con seriedad y firmeza, mientras tu mirada transmitía alegría y emoción por verme, al momento en que tus manos se transformaban en afiladas garras.

-No me iré Marceline, no me importa si quieres matarme o si me odias por lo que paso…pero créeme cuando te digo que en todo este tiempo no hubo un día en que no te extrañara  - dije con decisión y sinceridad, empuñando mi espada con fuerza y esperando algún movimiento de tu parte.

-Solo eres un niño estúpido que no entiende nada y que parece que no comprendió que amar a un vampiro solo te provocara más daño y dolor – hablaste con molestia y fastidio, en el momento en que te abalanzabas sobre mí para atacarme.

Vi tus garras dirigirse hacia mí con fuerza y brutalidad, mientras mantenía mi espada firme y te veía muy cerca de mí, lista para matarme, y en el instante en que esquive tu arremetida con un rápido movimiento y tu sin esperar demasiado volviste a atacarme; lograba esquivar tus golpes con algunos agiles movimientos e interponiendo mi espada, utilizándolo como escudo, mientras veía el enfado y furia en tu mirada, y me decías:

-¿Acaso no piensas atacar héroe?, o es que acaso tienes miedo – me decías con burla, en el momento en que lograbas asestarme un golpe en el hombro y una sonrisa victoriosa se formaba en tus labios.

-N-No, no puedo atacarte Marceline, porque nunca podría hacerle daño a alguien que amo – te dije con firmeza y afecto, mientras tu mirada  irradiaba melancolía y felicidad por mis palabras – pero dime porque… ¿porque haces todo esto?

-Porque tú sabes que los demonios desalmados como yo se deleitan con el sufrimiento de los demás…pero si tu no vas a atacar entonces yo lo hare – dijiste con determinación y seriedad, en el instante en que tus garras rasgaban parte de mi armadura pero sin hacerme daño, pero luego volviendo a arremeter contra mí con una fuerte patada en mi abdomen, tirándome unos pocos metros lejos de ti.

Te acercaste rápidamente hacia a mí, viéndome con molestia y amargura, al momento en que intentabas acabar conmigo atravesándome con tus garras, pero dándote de lleno con el suelo ya que yo había logrado moverme a un costado y me ponía de pie para preguntarte:

-M-Marceline si tanto quieres matarme, respóndeme algo ¿acaso ya no me amas como dijiste hacerlo? – te pregunte con cierta desesperación y nerviosismo mientras esperaba tu respuesta.

-No humano, no te amo – dijiste con frialdad, evitando mirarme a la cara, al momento en que volvías a abalanzarte contra mí y evitaba tu ataque con mi espada.

-¡Estas mintiendo!, yo sé que no es verdad…si te he lastimado solo te pido que me perdone por querer estar la eternidad junto a ti – decía incrédulo y angustiado por tus palabras, en el momento en que te empujaba con mi acero, haciendo que retrocedieras – no puedo creerte y tampoco voy a hacerlo, porque sé que cuando decías que me amabas era real y me lo demostrabas.

-Cree lo que quieras pero yo no – continuabas hablando en el instante que notaba algo arremeter contra ti, por detrás, para matarte, haciendo que me desesperar y angustiara, mientras comenzaba a correr hacia ti gritando tu nombre.

-¡MARCELINE! CUIDADO – grite afligido y exacerbado, al momento en que tu girabas la mirada y veías a aquella bestia, frente a ti, lista para atacarte y sin que pudieras reaccionar a tiempo para evitarlo.

En ese instante corrí lo más rápido que pude para evitar que te hiciera daño y eliminar a esa criatura con mi espada, sostenida con firmeza y posicionada para matar a la bestia. A los pocos segundos estaba frente a al monstruo que dirigió sus grandes y filosas garras hacia mí, mientras yo elevaba mi arma para cortar su cabeza; poco tiempo después sentí como esas garras quebraban mi armadura para luego atravesar mi pecho, en el momento en que lograba asestarle un corte mortal en su cuello haciendo que callera desangrándose al suelo, y yo me mantuviera en pie por unos segundos más antes de caer al piso, escupiendo algunas gotas de sangre,  sintiendo mi vista nublarse y se me dificultaba respirar.

Estaba tumbado el suelo, con mi vista puesta en el cielo nocturno y una pequeña sonrisa triunfante por haber logrado salvar a mi querida vampiresa. Poco tiempo después escuche unos pasos acercándose a mí con rapidez hasta ver que eres tú, que estabas algo asustada y acongojada por lo el estado en que me encontraba; pude ver cómo te ponías a mi altura, arrodillándote sobre el suelo y luego tomándome de la cabeza suavemente para ponerme en tu regazo y decirme:

-H-Humano tonto, porque…porque lo hiciste, y-yo no necesitaba tu ayuda – decías con cierta molestia y amargura, en el instante que las lágrimas empezaban deslizarse sobre tu rostro.

-P-Porque te amo M-Marceline…porque no d-dejaría que te hicieran daño – articule difícilmente esas palabras, mientras que estiraba mi brazo para limpiar alguna de tus lágrimas con mi rostro con delicadeza y suavidad.

-N-No iba hacerme daño ni a matarme, ¡soy inmortal recuerdas! – me decías con fastidio y tristeza, en momento en que sentía tu mano acariciar mi cabello sobre mi gorro de oso polar blanco – pero tú eres un mortal Finn, tu…tú vas a morir y…p-por favor perdóname – dijiste desconsolada y acongojada, mientras sentía tus lagrimas caer sobre mi rostro y como las pocas energías que me quedaban se extinguían.

-N-No hay n-nada que perdonar Marceline, tu solo querías protegerme p-pero...yo estoy dispuesto a sacrificar mi h-humanidad con tal de estar a tu lado…p-porque no habría nada mejor que verte todos los días de mi vida – dije esas palabras con afecto y tristeza, en el instante en que me acerque dificultosamente a ti para rozar una vez más tus labios, en un beso lleno de sentimiento y cariño, para luego decirte – t-te amo Marceline, s-siempre lo hare.

-Y y-yo a ti Finn…y si tanto q-quieres la inmortalidad, espero que me perdones por lo que voy a hacerte –te escuche decir esas palabras con aflicción y pesar, en el momento que mi vista se oscurecía y lo último que veía era a ti dirigirte a mi cuello con tus colmillos sobresaliendo de tu boca.


Pasaron varios minutos en los que sentí que una inmensa oscuridad me invadía a mi alrededor, sabiendo que estaba muerto y que no había nada que pudiera hacer para volver a estar al lado de ella…pero inesperadamente sentí como esa oscuridad se desvanecía y fuerte luz me enceguecía, para que luego me encontrara con la imagen de tu rostro angustiado y ansioso, con tus ojos mirándome fijamente y una pequeña sonrisa se dibujaba en tus labios:

-¿M-Marceline?, acaso no estoy muerto, que es lo que – pero no pude terminar de hablar ya que sentí tus labios aprisionar los míos con desesperación y pasión, en el instante en que sentía el sabor agrio y metálico de la sangre en tu boca.

-T-Te di lo que querías héroe, te di la inmortalidad…p-porque me di cuenta que no quiero perderte ni ahora ni nunca – dijiste con afecto y felicidad, con una sonrisa dibujada en tus labios manchados de sangre.

Luego de escuchar esas palabras me levante de tu regazo para luego ponerme de piel y tomarte de la mano para que te levantaras, y luego de unos segundos abrazarte con cariño y alegría mientras te decía:

-Gracias – te susurre al oído, mientras sentía como te aferrabas más a mi cuerpo y dejabas escuchar algunos sollozos de felicidad y emoción.

Pase unos minutos abrazándote efusivamente, manchando parte de tus ropas con mi sangre, para luego separarme de ti y decirte:

-Ahora estaremos juntos por toda la eternidad…te amo mi reina – dije con afecto y devoción.

-Y yo a ti héroe…te amare por siempre – terminaste de hablar para luego unir nuestros labios en un beso intenso y esperado, en medio de aquel escenario nocturno de caos y destrucción…en el instante en que el amor entre el guerrero que se dejó corromper por aquella vampiresa que amaba con locura se concretaba en la oscuridad de la noche…para perdurar por toda la eternidad.


“porque no me importa dejar que me corrompas o lastimes, ya que este mortal está dispuesto a dar su humanidad y su alma…para así poder estar juntos eternamente, en un amor sumido en las tinieblas y la pasión.”
hola otra vez!!! jejeje tanto tiempo xD....bueno aqui les dejo esta pequeña continuacion de "Tu Vida En Mis Manos, Mi Alma Presa De Tu Mira", que tiene un final un poco mas feliz...creo jajajajaja, asi que bueno espero sea de su agrado y decirles que a mas tardar intentare tener la continuacion de "delirios de amor y locura" el lunes (antes de comenzar el semestre) asi pueda traer algo nuevo el fin de semana :3

bueno sin mas me despido y espero sea de su agardo esta continuacion (tambien espero que se entienda xD) tambien hacer una mencion especial para agrecer y dar el credito a quien me dio esta idea de hacer la continuacion kevinkas1992.deviantart.com/ muchas gracias por tu sugerencia!!! y perdona que haya olvidado :D :3

Nos vemos!! :D
© 2013 - 2024 kuromi1905
Comments29
Join the community to add your comment. Already a deviant? Log In
Mario10009's avatar
Que talento, la narrativa, ambientación, la forma en que estructuraste  a los personajes de hora de aventura es simplemente increíble, el romance de un vampiro y un humano no es un tema nuevo, pero acá está muy bien llevado, ese primer encuentro como enemigos es interesante, como poco a poco se van revelando lo que piensa uno del otro , ese juego de sentimientos ya sea amor y temor, y estos como influyen en Finn , y para darle más emoción la pelea final, con esa muestra de afecto, amor  en un entorno de  masacre y caos, gran argumento , seguiré leyendo más proyectos de tu autoría n_n